La gente decía que no podía hacerse: construir un ferrocarril sobre el nivel del mar desde la costa del Océano Pacífico hasta la Cordillera de los Andes, el segundo sistema montañoso más alto del mundo después del Himalaya.
Pero eso era, precisamente, lo que Ernest Malinowski, un ingeniero nacido en Polonia quería hacer. En 1859, se propuso construir una línea de ferrocarril desde Callao en la costa del Perú hasta el interior del país, a una elevación de más de quince mil pies.
Si se alcanzaba el éxito, sería el ferrocarril más alto del mundo.
Los Andes son unas montañas traidoras. La altitud hace muy difícil el trabajo, pero hay que agregar a esto, las bajas temperaturas, los glaciares y el potencial de actividad volcánica. Y las montañas se suben desde el nivel del mar hasta decenas de miles de pies en una distancia muy corta.
Ascender a esas alturas en aquellas montañas dentadas requeriría toboganes, rutas en forma de zigzag y numerosos puentes y túneles.
Pero Malinowski y sus trabajadores triunfaron. Jans S. Plachta dice:
-“Hay aproximadamente cien túneles y puentes, y algunos de ellos son verdaderas hazañas de ingeniería. Es difícil visualizar cómo pudo hacerse este trabajo con un equipo de construcción relativamente primitivo, grandes alturas y un terreno montañoso lleno de obstáculos”
Hoy día, el ferrocarril es un testimonio a la tenacidad de los hombres que lo construyeron. Sin importar lo que pudiera ocurrir en el proceso, Malinowski y su equipo nunca, nunca, nunca se dieron por vencidos.
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