Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma…
y aprende que el amor no sólo significa acostarse con alguien y que una compañía no significa seguridad, y así uno comienza a aprender...
que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza en alto y los ojos abiertos…
y aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro, y el futuro tiene forma de caerse en la mitad.
Después de un tiempo uno también aprende que si es demasiado,
hasta el calor del sol quema…
Y así uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores…
Y aprende que realmente uno puede aguantar, porque uno es realmente fuerte y realmente vale, y aprende y aprende... y cada día uno aprende, a pesar de los golpes y el sufrimiento…
Y con el tiempo comprende que sólo quien es capaz de amarnos con nuestros defectos, sin pretender cambiarnos, puede brindarnos toda la felicidad que uno desea.
Con el tiempo también aprendemos que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando durante toda la vida a quien herimos con ofensas.
Con el tiempo uno aprende que disculpar cualquiera lo hace, pero que perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo nos damos cuenta que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Y también aprendemos que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.
Con el tiempo aprendemos a construir todos nuestros caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo nos damos cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estuvimos viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo veremos que aunque seamos felices con los que están a nuestro lado, añoraremos con intensidad a los que ayer estaban con nosotros y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprendemos que intentar perdonar o pedir perdón ante una tumba, decir que amamos, que extrañamos, que necesitamos, o que queremos ser amigos, ya no tiene ningún sentido…
Todo esto desafortunadamente lo aprendemos con el paso del tiempo.
¡Oh inexorable tiempo que todo te lo llevas menos el sufrimiento!
“Realmente no sé si he existido. Si fue así, jamás me percaté de ello”.
JORGE LUÍS BORGES