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TRITURAR LOS MEDICAMENTOS ES POTENCIALMENTE PELIGROSO



 Enfermeros y auxiliares de enfermería no dudan en triturar las pastillas con un mortero o en abrir las cápsulas para extraer su contenido cuando se encuentran ante un paciente mayor que presenta trastornos de deglución o de comportamiento.

Los trastornos de deglución son frecuentes entre las personas mayores y esto hace que la administración de medicamentos por vía oral a veces resulte complicada.

Lo mismo ocurre con las personas que sufren trastornos psicológicos y del comportamiento, especialmente cuando deliran o presentan un estado de confusión grave.

Para salvar estas dificultades, los enfermeros trituran los comprimidos o abren las cápsulas para extraer el contenido: al estar reducidos a polvo, los medicamentos resultan más fáciles de tragar.

No obstante, esta práctica “artesanal” que parece ser muy habitual en geriatría, no está sujeta a ninguna recomendación.

Lo que han hecho ha sido observar las prácticas de auxiliares de enfermería y enfermeros con los pacientes de más de 65 años de edad, hospitalizados en la unidad de geriatría en su establecimiento sanitario.

Su estudio habla, en total, de 1 528 medicamentos administrados, lo equivalente a unos 7 medicamentes al día por paciente. En dos de cada tres casos se habían machacado los comprimidos y, cuando se trataba de cápsulas, habían sido abiertas y se había mezclado su contenido con el polvo obtenido después de machacar otras pastillas.

La otra parte de los medicamentos, en polvo o en forma de soluciones bebibles, también se había mezclado con otros comprimidos previamente triturados.

Ahora bien, como apuntan los autores del estudio, “la forma galénica impidió que se trituraran 406 de 966 medicamentos (el 42%)”. De hecho, “existen especialidades que está totalmente prohibido triturar”, explica a Doctissimo un portavoz del Observatorio del Medicamento, de los Dispositivos médicos y de la Innovación Terapéutica de la Haute-Normandie.

Por ejemplo, “los comprimidos de liberación prolongada (como Kaléorid ® LP y Topalgic ® LP) que, al romperles la matriz, son activos durante una hora y ya no actúan durante todo el día”; o las formas gastrorresistentes (Depakine ®, Depamide ®, Inexium ®), que al dejar de estar protegidos por los jugos gástricos, se vuelven menos activos.

Sin embargo, la mayor parte de estos comprimidos pueden ser sustituidos por una solución bebible, por una forma de liberación inmediata, o por un comprimido bucodispersable, fáciles de tragar para las personas con dificultades para deglutir. Además, parece que “la decisión de triturar los comprimidos o de abrir las cápsulas se tomaba, por lo general, sin tener en cuenta al médico prescriptor”, subrayan los autores.

Otro error cometido por los enfermeros fue el de utilizar, en casi la mitad de los casos, el mismo material (casi siempre un mortero o un pilón) para todas las preparaciones de una misma unidad.
Recomendaciones emitidas por la Alta Autoridad Sanitaria francesa
Lejos de querer dejar en evidencia a los enfermeros, “cuyo número es paradójicamente inferior en las unidades en las que los pacientes mayores tienen menos autonomía y es más problemático administrarles sus medicamentos”, lo que los autores del estudio desean es poner de relieve que “triturar los medicamentos es un método que se usa con frecuencia en geriatría sin tener en cuenta los datos farmacológicos y farmacéuticos, ni las reglas básicas de preparación”.

Por tanto, es “necesario establecer unas recomendaciones para las buenas prácticas” pero también “incitar [a los laboratorios] a realizar estudios farmacológicos adaptados para los medicamentos utilizados con más frecuencia”. De hecho, los medicamentos rara vez mencionan en sus prospectos si se pueden o no triturar, o abrir cuando se trata de cápsulas.

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