Un
padre de familia se equivoca cuando cree que la adolescencia siempre es
sinónimo inequívoco de rebeldía y conflictos.
Sí, es una transición exigente, pero un buen número de
jóvenes pasan por ella sin
graves problemas.
Son
los que desde la infancia respiraron una atmósfera de amor, estabilidad y buena
comunicación".
Lo mejor que pueden hacer los padres es crear un clima de
afecto real, mutua
confianza y genuino respeto.
Hoy
un joven tiene más sentido crítico, más mundo y, al mismo tiempo, puede ser un
prisionero de sus miedos.
Duda de sí mismo y de su futuro, con pocos vestigios de
fe ante tanta violencia y tantos cambios.
Necesita
una firme confianza y pide guía, sosiego y una espiritualidad renovada y
seductora.
Necesita aprender a armonizar libertad y responsabilidad ya que solo así
despeja su futuro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios