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LOS PARLAMENTARIOS EN SUECIA



El Riksdag (oficialmente en sueco: Sveriges Riksdag) es la asamblea legislativa del Reino de Suecia. Es unicameral y está integrada por 349 miembros, electos para servir por un período de cuatro años.

El Riksdag realiza las funciones normales de un parlamento en una democracia parlamentaria. Aprueba las leyes, reforma la Constitución y nombra al gobierno.

En la mayoría de las democracias parlamentarias, el jefe del estado encarga a un político formar el gobierno. En Suecia, por el contrario, esa tarea fue retirada al Rey de Suecia y pasó al Presidente del Riksdag. Para realizar cambios en la Constitución en virtud al Instrumento de Gobierno, las enmiendas deben ser aprobadas en dos ocasiones por el Parlamento, en dos legislaturas sucesivas con una elección general a celebrarse en el medio.

Los partidos políticos son muy fuertes en Suecia, donde los diputados del Parlamento, por lo general, dan el apoyo a sus partidos en las votaciones parlamentarias. En la mayoría de los casos, los gobiernos pueden obtener el apoyo de la mayoría del Riksdag a traves de alianzas entre partidos, lo que permite al gobierno controlar la agenda parlamentaria.

Durante muchos años, ningún partido político en Suecia ha conseguido más del 50% de los votos. Los partidos políticos pueden cooperar con agendas similares en varios asuntos, y para ello forman gobiernos de coalición. En general, existen dos grandes bloques en el parlamento, la izquierda y la derecha, o los socialistas y no socialistas. Actualmente, la coalición de derecha formada por el Partido del Centro, el Partido Popular Liberal, los Demócrata-Cristianos y el Partido Moderado, es la que gobierna bajo el nombre de Alianza por Suecia.

La oposición parlamentaria de izquierda se denominada Bloque Roji-Verde y está formada por el Partido Socialdemócrata Sueco, el Partido de la Izquierda y el Partido Verde.

Los 349 diputados del Parlamento son elegidos en las elecciones generales celebradas cada cuatro años. El derecho a voto y a presentarse a las elecciones, lo tienen los ciudadanos suecos que hayan cumplido los 18 años de edad a más tardar el día de la elección. Se requiere un mínimo del 4% a nivel nacional para ser miembro en el Parlamento, o en su defecto el 12% o más dentro de una circunscripción.

El sistema electoral es proporcional en Suecia. De los 349 escaños en el Riksdag unicameral, 310 son asientos fijos del distrito electoral asignado a las circunscripciones en relación con el número de personas con derecho a voto en cada circunscripción. Los restantes 39 escaños de ajuste se utilizan para corregir las desviaciones de la distribución nacional proporcional que pueden surgir cuando la asignación de los asientos de los distritos electorales es fija.

El 47% de los diputados del Parlamento sueco son mujeres (2008). Esta es la segunda proporción más alta de mujeres en un parlamento nacional del mundo.

Pero en Suecia los parlamentarios no tienen privilegios.

A partir de la década del noventa, se construyeron residencias en Suecia para alojar a los parlamentarios, que viajan desde el interior del país por largas semanas, a realizar su trabajo en el parlamento Sueco.

Se trata de apartamentos de 40 metros cuadrados, tipo aparta-estudio, con sala y dormitorio.  Otros  apartamentos son aun más pequeños; de 18 metros cuadrados, estando  la cocina y  zona  de lavado en aéreas  comunes, teniendo cada parlamentario que reservar un tiempo para lavar su ropa sucia. Luego tienen que dejar todo debidamente ordenado.  En estas instalaciones carecen de empleadas del servicio.

Antes de este confort, los parlamentarios dormían en sofás cama en el mismo parlamento (siendo interesante destacar que no tienen secretaria, ni asesor, mucho menos carro con chofer).

En cuanto a la residencia del Primer Ministro, esta es de apenas 300 metros  cuadrados. El Primer Ministro plancha sus propias camisas, pues tampoco tiene empleada que le sirvan. Un comentarista político señalaba que la tarea preferida  del Primer Ministro es arreglar y limpiar  su casa.

La explicación que dan los suecos para que las cosas sean así de simples, es que “no hay razón alguna,  para que el dinero de los contribuyentes pueda ser usado para cubrir los lujos de la clase política.”

Los parlamentarios suecos en una semana trabajan un promedio de 66 horas, incluidas otras responsabilidades. La investigación informa además de que cada parlamentario duerme una media de 6,5 horas por noche.

Aunque en este País carecemos de la educación, prestancia, sencillez y calidad de vida de los suecos, nuestros niveles de desarrollo-incoherente dejan sorprendido a cualquier extranjero.

Aquí pagamos tantos impuestos como ellos, con el solo y único agravante que no nos dan nada, a nivel de los servicios públicos y calidad de vida. Y nuestros parlamentarios están lejos física y moralmente de los suecos.

La corrupción se está comiendo la democracia.

¿Cuándo comprenderá el pueblo que nuestro único problema es la corrupción? ¿Cuál es la razón  por la cual el dinero de los contribuyentes debe ir a las manos de los políticos?
¿Por qué y hasta  cuando?

¿Es que nuestros hijos nunca verán un diputado, un senador que realmente los represente, les proteja?

Estas joyas de la legislatura nacional, salidas de ninguna parte, ¿cuándo  legislarán cosas coherentes y necesarias para el país, entre debates y no disparates de fechas, de fiestas, de componendas, de leyes a la medida de intereses rastreros?

Todos sabemos que estamos en manos de parlamentarios que dan pena ajena, salvo escasas excepciones, capaces algunos de tomar un vaso de whisky de 12 años de envejecimiento, con la mano derecha, mientras se limpian la nariz con el dedo índice de la mano izquierda…

Calificarlos como parlamentarios  es una afrenta a la clase. Se trata de  gente ordinaria, que se aloja en las costosas suites de nuestros hoteles, con viáticos pagados por Ud. lector amigo, que no se mueven sin el chofer, después de colgarse de la voladora. Con asistentes para llevar los asuntos de sus familiares, entre acoso, agresiones y violaciones a las mujeres, incapaces de escribir dos líneas si no es bajo la tutela de asesores y secretarias, que a veces cometen los mismos errores gramaticales que sus jefes.

Pensar en los salarios de nuestros parlamentarios de cientos de miles de pesos, los beneficios colaterales.

Que pensarían los suecos, si un día algún novel cineasta de la nueva onda cinematográfica nacional se le ocurriese realizar su Opera Prima, mostrando la violencia con la cual se enriquecen nuestros  parlamentarios.

Un documento que hablara de la miseria del pueblo y el uso de la cosa pública, de los recursos de los ciudadanos de este pobre-rico país, manejados por infelices, inconscientes que han venido a saciar su miseria existencial y material sobre nuestras espaldas. Sin dudas sería una película de terror para los suecos y otros públicos.

Hoy al enterarnos de hechos que aumentan nuestra desgracia parlamentaria, en un acto de indulgencia oriental, me digo que no debemos desmayar, que lo que pasa es que estamos dirigidos por individuos incapaces de entender, que la vida está regida por leyes que no están escritas y que se cumplen al pie de la letra, leyes que nos recuerdan que “cuando se adquieren riquezas por medios violentos contrarios a la justicia, estas se perderán también por medios violentos y contrarios a la justicia.”

NOTA:  
¿SABE EN QUE PAIS FUE QUE ESCRIBIERON ESTE ARTICULO?

ESTE EJEMPLO DE SUECIA APLICA PARA MUCHOS PAISES.

1 comentario:

  1. Sorprendentemente, para muchos mexicanos, parece ser que este artículo no fue escrito en México. Digo sorprendentemente, porque pareciera que habla de lo que pasa en México. Y lo más sorprendente es, precisamente eso, que haya más países donde ocurre igual.

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