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¿COMO ES EL ARTE DE LA PRUDENCIA?

• Ser una persona auténtica es la mayor perfección. • No basta ser inteligente, se requiere la predisposición del carácter. • El saber y el valor contribuyen conjuntamente a la grandeza. • Un hombre sin conocimientos es un mundo a oscuras, pero sin valor es estéril la sabiduría. • El silencio recatado es el refugio de la cordura. • No hace sagrada la imagen el que la pinta y adorna, sino el que la adora. • El Saber con recta intención garantiza la abundancia de aciertos. • La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta. • La buena suerte tiene sus reglas. No hay más buena ni mala suerte que la prudencia o la imprudencia. • Más puede valer la sabiduría que se comunica en el trato social que todos los conocimientos académicos. • Es nuestro destino tener defectos. Pocos viven sin ellos. Sería una gran habilidad convertirlos en motivo de estimación. César supo cubrir de laureles su calvicie. • No puede ser entendido el que no sea buen entendedor.• La perfección no consiste en la cantidad, sino en la calidad. • La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez. • Nunca se debe abrir la puerta al menor mal, pues siempre venderán tras el, a escondidas, otros mucho y mayores. • Lo mejor es acercarse a los sabios y prudentes, pues tarde o temprano dan con la buena suerte. • Es una gran lección de la vida el saber negar. • Cualquiera habría triunfado si hubiera conocido a tiempo su mejor cualidad. • La fortuna se cansa de llevarlo a uno a cuestas durante mucho tiempo. • Aprender a conocer cuando las cosas están en su punto, en su sazón, y saberlas disfrutar. • Conseguir la admiración general es mucho, pero es más ganar el afecto. • La cortesía es el mayor embrujo político de los grandes personajes. Primero hechos y después palabras. • Nunca exagerar. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos, para no faltar a la verdad. • Huir de los asuntos difíciles y peligrosos. Estos asuntos son tentaciones del juicio y es más seguro huirlas que vencerlas. • Lo interior del hombre siempre debe valer el doble que lo exterior. Hay sujetos que sólo son fachada, tienen la entrada de palacio y de choza las habitaciones.• Ser hombre observador. Todo lo descubre, advierte, alcanza y comprende. • Nunca perderse el respeto a sí mismo. • Vivir es saber elegir. Se necesita buen gusto y un juicio muy recto, pues no son suficientes el estudio y la inteligencia. No hay perfección donde no hay elección. • Uno debe ser tan dueño de sí que ni en la mayor prosperidad ni en la mayor adversidad nadie pueda criticarle por haber perdido la compostura. • La diligencia hace con rapidez lo que la inteligencia ha pensado con calma. • La prisa es una pasión de necios. Los sabios suelen pecar de lentos, pues una mirada atenta obliga a detenerse. • Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo. • Saber esperar. La espera prudente sazona los aciertos y madura los secretos pensamientos. • Saber adaptarse. Ni derroches de sabiduría ni de méritos. • Atención a los finales: hay que poner más cuidado en un final feliz que en una aplaudida entrada. • Buen juicio. Con la edad y la experiencia la razón madura cumplidamente. • No puede haber hombre grande que no tenga alguna cualidad sublime. • Es útil y cuerdo ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos. No hay que dar malas noticias. • El que vence no necesita dar explicaciones. • La mayoría no percibe los detalles del procedimiento, sino los buenos o malos resultados. • Hay empleos expuestos a la aclamación general, y hay otros, aunque más importantes, absolutamente invisibles.• Hacer que comprendan es más importante que hacer recordar. • Conocerse es empezar a corregirse. • Un “No” dorado satisface más que un “Si” a secas. • Saber adaptarse a todos es el gran arte de ganar a todos, porque la semejanza atrae la simpatía. • La excelencia suele envejecer, y con ella la fama. • Hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo. Hay que aventurarse a renovar en brillantez, cambiando las actividades del lucimiento. • Incluso en el placer nunca se debe llegar a los extremos. La naranja que mucho se exprime amarga. • Saber valerse de los enemigos. Al hombre sabio le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos. • Es un gran defecto no servir para nada, y no menor querer servir para todo. • La perfección debe ser máxima, pero la ostentación moderada. • Prevenir los rumores. La muchedumbre tiene muchas cabezas, y por eso muchos ojos para la malicia y muchas lenguas para el descrédito. Es más fácil prevenir que remediar. • La cultura nos hace personas, y más cuanto mayor es la cultura. Nada cultiva más que el saber. • Conocerse a sí mismo. Conocer el carácter, la inteligencia, las opiniones y las inclinaciones. No se puede ser dueño de sí si primero no se conoce uno mismo. • El arte para vivir mucho es vivir bien. Dos cosas acaban rápidamente con la vida: la necedad o el vicio.• Unos perdieron la vida por no saberla guardar y otros por no querer hacerlo. • Quien vive deprisa en la virtud, nunca muere. • Más vale un grano de buen sentido que montañas de inteligencia. Así se camina seguro, aunque no tan aplaudido. • El Hombre está hecho de todas las perfecciones y hace muy feliz la vida, y traslada este placer a los amigos. • Es un gran arte saber disfrutar de todo lo bueno. • Es una gran treta saber moderarse en las fuerzas, en el saber, e ir adelantando el triunfo. • Conseguir y conservar la reputación es el usufructo de la fama. • No basta tener razón si la cara es de malicia.

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