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COMO SABER ENVEJECER



El envejecimiento constituye una serie de procesos asociados entre sí, de tipo biológico, psicológico, corporal y social. Es un proceso continuo donde existen posibilidades de desarrollo para encontrar nuevas oportunidades, intereses y cambios de perspectiva sobre la vida, para que cada día sea más interesante. Aparecen cambios que son esperables y otros cambios pueden considerarse patológicos.

Para adaptarse a esta nueva etapa, es necesario conocer cuales son los cambios esperados y reflexionar, para desarrollar el proyecto de vida que permita mantener la independencia necesaria y mejorar la calidad de vida.

No se envejece de igual manera, ni tampoco cada parte del organismo envejece al mismo tiempo. El envejecimiento, como todo lo humano, siempre lleva el sello de lo singular, lo único y lo individual.

CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO.
• Disminuye la competencia fisiológica.
• Disminuye la masa muscular y aumentan las grasas (Esta tendencia se contrarresta mediante el ejercicio y la actividad física).
• Hay cambios degenerativos en el ritmo cardiaco máximo al que se puede llegar.
• Disminuye el poder responder a las variaciones en el medio ambiente.
• Aumenta la vulnerabilidad a la enfermedad.
• Aumenta el riesgo a la muerte.
• Se experimenta una pérdida de interés por el mundo cercano y las actividades normales.

LA JUBILACIÓN
Cuando un individuo se jubila pierde el rol del trabajador y la interacción con las relaciones sociales que creó en ese ámbito. El ritmo de vida y la distribución del tiempo se ve alterada. Esto genera roces de comportamiento en el seno familiar o en la relación con la pareja, la familia y el entorno social.

Ocurre una progresiva pérdida de la red social y del ámbito laboral. Además se debe enfrentar el proceso de pérdida de seres queridos. Los hijos emprenden su proyecto de vida y las relaciones con ellos se hacen más distantes:
Se incrementan la soledad, la rutina de vida diaria, el tiempo libre y la falta de una actividad motivante a través de la cual se refuerce la autoestima.
Se debe revisar la dieta y el consumo de alimentos, porque el organismo cambia.
• Se debe incrementar el consumo de agua con el fin de evitar la deshidratación y sequedad de la piel y permitir que los efectos de los fármacos no generen efectos secundarios no deseados.
• Se debe tomar conciencia de los alimentos requeridos para mantenerse sano, identificar cuales son dañinos y con base en esto personalizar la dieta.
• Ante todo se debe reflexionar sobre las medidas a adoptar para mejorar la vivienda, haciéndola más segura y prevenir aquellas situaciones que pueden causar accidentes.
• Se vuelve mas frecuente la perdida de la memoria. Estos cambios que se consideran normales. Igualmente se producen cambios afectivos y en la personalidad que deben ser considerados como esperables.
• Se producen repetidas crisis de identidad sobretodo cuando se acentúan los cambios físicos y biológicos.

LOS CAMBIOS AFECTIVOS.
El principal cambio esperable es la pérdida de seres queridos, que empieza a desencadenar la anticipación de la muerte y comienza el cuestionamiento de la identidad y el daño de la autoestima. Esto implica realizar el duelo que es el conjunto de reacciones de tipo físico, emocional y social que se producen por la pérdida de una persona cercana. El duelo se debe elaborar adaptativamente, sin adquirir matices patológicos. En algunos casos es necesario recurrir a la ayuda del psicólogo.

Perder un ser querido representa un gran trauma emocional, incrementa la vulnerabilidad a padecer enfermedades físicas y trastornos mentales. Para superarlo se debe elaborar un proceso atravesando las siguientes etapas:
• Shock o parálisis: Se produce al recibir la noticia de la muerte y puede durar de unos minutos a varios días. Depende también de la forma como se recibe la noticia y si era esperable o no.
• Alivio o relajación: Viene tras el funeral y es una fase de corta duración influenciada por el tiempo que permanecen otras personas importantes que otorgan apoyo. Es aconsejable expresar sentimientos de aceptación de la muerte. Es una etapa variable que oscila entre estados de animo tranquilo y llanto. Es normal que pasados unos 8 días aparezca una mayor tristeza y un sentimiento de desanimo que va influir en el comportamiento.
• Resentimiento: Se presenta cuando llega la soledad y cuando se enfrenta a la no existencia de esa persona. Esa fase puede durar de 3 a 4 meses. Persiste la sensación de soledad, inseguridad, falta de autoestima y culpabilidad. Se puede caer en un estado depresivo por varios meses. Es importante reconocer y comprender que la irritabilidad y los sentimientos que se experimentan son algo esperable y normal.
• Recuerdo: Desde los tres meses a los 12 o 15 del fallecimiento se recuerda constantemente la vida pasada con esa persona, tratando de retener las experiencias positivas. Es posible soñar con esa persona y llegar a sufrir alucinaciones visuales o auditivas.
• Reparación: Desde los 6 a los 12 meses se inicia una fase normal donde se va aceptando la pérdida y se va empezando a hacer un esfuerzo por reiniciar la vida, tratando de cultivar nuevos intereses, actividades, con posibilidad de ampliar la red social, tratando de pensar más lógica y racionalmente.

El proceso de duelo no es igual en todas las personas. Idealmente el apoyo a la persona afectada debe darse antes y después del duelo. En la elaboración del duelo normal se producen numerosas alteraciones en los sentimientos y cambios en la percepción de las cosas y del comportamiento.

Es frecuente experimentar síntomas somáticos como pérdida de apetito, adelgazamiento, insomnio y trastornos del sueño, inclusive llegar a sentir los síntomas que tenía esa persona

Expresar abiertamente la pena que se siente es natural y deseable es una buena salida psicológica y fisiológica para las emociones retenidas.

El proceso de envejecimiento produce que las reacciones del duelo sean más sostenidas y duren mas tiempo por las dificultades que se tienen para ajustarse a los cambios, al sufrimiento, a la soledad y el miedo al futuro.

Si después del año continua la depresión, y el aislamiento se debe consultar a un psicólogo que ayude a superar el proceso de duelo.

No todas las personas cuando envejecen se deprimen y sufren de trastornos afectivos. Es normal que en algunas personas experimenten sentimientos de tristeza. Los trastornos pueden suceder por la falta de un proyecto de vida.

Es normal que al envejecer se enfrenten situaciones que generan ansiedad y angustia, causados por aumento al miedo de no saber como actuar. Por eso, es importante anticipar situaciones y aprender como manejarlas de forma que no generen miedos y permitan mantener una actitud abierta ante los cambios del proceso de envejecimiento.

CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD.
Independientemente de la edad, las personas poseen características fijas que explican el comportamiento. Con la edad son más numerosos los acontecimientos negativos que viven las personas que no pueden evitar.

Tener una buena autoestima al envejecer, es necesaria para poder adaptarse circunstancias difíciles, como la viudez o la perdida de independencia. Niveles bajos de autoestima facilitan la aparición de sucesos depresivos.

El impacto que cualquier acontecimiento tiene sobre la persona también depende de cómo el individuo interpreta y le atribuye significado a los hechos, de los conflictos y crisis que se dieron en las etapas anteriores de la vida y de los esfuerzos que realizaron por resolverlos. Cada persona está influenciada por el momento de la historia que le ha tocado vivir.

Durante la vejez hay un incremento de la introversión y una reorganización del sistema de valores propios. Entre los 60 y 65 años, la persona efectúa una revisión de su vida pasada y separa los aspectos buenos de los malos, pero no explora a fondo dicha etapa de la vida.

La forma en que la persona afronta un acontecimiento depende de los siguientes factores:
1. Anticipación del acontecimiento, es decir, si la persona se encuentra preparada para recibir el suceso.
2. Comprensión del acontecimiento y la interpretación subjetiva que realiza del mismo.
3. La salud física y los recursos físicos con los que cuenta para afrontar el estrés.
4. Los factores de personalidad y la capacidad de adaptación del individuo a nuevas situaciones.
5. La historia previa de la forma como se afrontaron acontecimientos similares.
6. El apoyo social y emocional que puede recibir la persona.

Muchas personas no necesitan más apoyo que la religión para afrontar la soledad, la ansiedad, la tensión, la desesperación o la depresión.

El proceso de envejecimiento va unido a cambios lentos y continuos que se manifiestan en diferentes áreas del funcionamiento cognitivo especialmente los referentes a la memoria y las funciones sensoriomotoras.

CAMBIOS EN LA VEJEZ
La pérdida de visión disminuye seriamente la independencia. Es recomendable la revisiones oftalmológicas periódicas. Conseguir iluminación adecuada. Colocar luces estratégicamente en la vivienda.

Viene la pérdida de agudeza auditiva y la disminución de la audición. Se empiezan a perder sonidos de alta frecuencia como por ejemplo el canto de los pájaros, el tic-tac del reloj. Un tercio de una conversación son sonidos de frecuencia alta y por lo tanto se oirá distorsionado el discurso de los demás.

El cerebro reacciona mas lentamente.

Aparece el zumbido. Es un persistente pitido o retumbe en los oídos. Es más molesto por la noche y en ambientes silenciosos. La frecuencia de aparición entre los 65 a 74 años es del 11%.

La relación entre Audición y Comunicación es muy estrecha y genera dificultades a las personas con problemas auditivos para seguir las conversaciones de otros. Esto puede originar desconfianza y conducir a un mayor aislamiento al disminuir las oportunidades de comunicación e interacción social.

Recomendaciones para disminuir los cambios en la audición: Hablar con una intensidad ligeramente superior a lo normal. Hablar con una velocidad normal, no demasiado rápido. Hablar a poca distancia del interlocutor (entre metro y medio y dos metros).

Al envejecer se puede experimentar: Carencia del sentido del olfato, sensibilidad olfativa reducida y distorsión del olfato. Se reduce la cantidad de estímulos que entran en contacto con los receptores olfativas. Se reduce la sensibilidad a los olores concentrados.

Se pierde la elasticidad en la boca y en los labios. Disminuye la cantidad de saliva y aumentan las fisuras en la lengua. Estos cambios afectan la sensibilidad al sabor dulce, salado, ácido y amargo. Los umbrales para lo salado, lo ácido y lo amargo aumentan con la edad y por lo tanto se necesita mayor concentración para detectarlo, pero el umbral para lo dulce permanece inalterable. Con la edad disminuye la capacidad para detectar comidas mezcladas.

La menor sensibilidad a los olores puede causar que se disfrute menos la comida. Se debe masticar cuidadosamente para aumentar la intensidad de los sabores.

Disminuye la sensibilidad para el tacto y a la vibración (mayor es la pérdida en los pies que en las manos). Esto puede ser uno de los factores que contribuye a una mayor susceptibilidad a las caídas.

A medida que se envejece la temperatura corporal es más baja.

No se ha podido demostrar con certeza si la sensibilidad al dolor aumenta o disminuye cuando se envejece.

A medida que se envejece se es más precavido al dar una respuesta.

Aparecen discapacidades para subir escaleras, correr, a partir de los 55 años pueden afectar también a actividades como alcanzar objetos, agarrarlos, poderse estirar, agacharse para recogerlos.

Mantenerse en buena forma física puede ayudar a prevenir discapacidades y mantener la fuerza y el tono muscular. En la ejecución psicomotora están implicados también aspectos como la atención, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y la inteligencia.

La comprensión verbal, el razonamiento aritmético, la capacidad perceptual, el razonamiento inductivo y la simbolización disminuyen con la edad.

Los cambios que ocurren en el lenguaje durante el proceso de envejecimiento se reducen a la dificultad en la evocación de palabras y en una reducción de la fluidez verbal. Se presentan más dificultades para encontrar palabras en discursos espontáneos y disminuye la fluidez verbal.

Con la memoria a corto plazo, la información es retenida tan solo durante algunos minutos a no ser que sea reactivada por la persona. A medida que se envejece se experimentan dificultades para retener listas. El rendimiento influye depende del tipo de material presentado y de la metodología utilizada a la hora de retener y aprender.

La información se olvida en secuencia inversa al orden en que se aprende, por eso, se presentan mayores dificultades para recordar hechos recientes pero no aquellos que están anclados fuertemente a la experiencia individual como por ejemplo acontecimientos de la niñez o la juventud.

Aumenta la probabilidad de cometer errores de confusión.

El rendimiento memorístico se ve afectado por diversos factores:
• La depresión
• La tendencia a la polimedicación
• El uso de alcohol que afecta al sistema nervioso y daña la memoria.

Se produce una disminución de los niveles de motivación cuando se envejece.

Los errores se cometen mas por omisión que por respuestas erróneas realmente.

Cuando se envejece las personas se distraen con más facilidad en las tareas que implican el uso de la atención. La atención que se presta depende de los estímulos que se tengan hacia la tarea o al suceso.

Establecer un ambiente de aprendizaje positivo y usar ayudas didácticas y metodológicas.

¿COMO AFRONTAR EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO?.
Dos son los puntos básicos a tener en cuenta a la hora de afrontar el proceso de envejecimiento:

Informarse y reflexionar sobre el proceso de envejecimiento a nivel individual.

A nivel personal, es necesario desprenderse de los prejuicios, mitos y estereotipos acerca del envejecimiento que circulan en la sociedad. Se deben conocer cuales son los cambios a nivel biológico, psicológico y social para poder enfrentarlos. Es importante afrontar este proceso con actitud positiva, desarrollando las potencialidades a nivel individual y desarrollando el proyecto de vida con motivacion tratando de permanecer activos en la sociedad.

“posicionarse en el proceso de envejecer es tomar conciencia de lo que pasa en él”.

Desarrollar un proyecto de vida propio.

Desarrollar un proyecto de vida supone planificar y decidir se quiere vivir durante los próximos años, eligiendo que actividades que sean fuente de placer, de esparcimiento y de desarrollo personal. Desarrollando hábitos de autocuidado, participando en la sociedad, sabiendo (sin angustias), que se tendrán mas pérdidas que en otras etapas de la vida y que en algún momento de este proceso la muerte puede aparecer.

La clave está en buscar cuales son las principales motivaciones para seguir viviendo, porque la vida merece la pena vivirla disfrutando cada momento. Al llegar a esta etapa de la vida, aún quedan muchos años por delante como para sentarse en un rincón a esperar pasivamente la muerte.

El objetivo a largo plazo al desarrollar el proyecto de vida, es mejorar la calidad de vida, y llegar a experimentar un sentimiento de bienestar psicofísico y socioeconómico. Influyen factores personales, individuales, la salud, la independencia, la satisfacción con la vida, la autoestima y los factores socioambientales. Dicho proyecto de vida debe ser lo suficientemente flexible como para permitir ir añadiendo cambios en función de las expectativas y de la realidad que se vive.

La educación en esta etapa de la vida realiza un papel fundamental en el mantenimiento del funcionamiento intelectual, sirve para fomentar el desarrollo de habilidades y ampliar las bases del conocimiento.

La participación social se puede encontrar en cuatro áreas fundamentales: la educación, el trabajo, la actividad física y recreativa de carácter grupal y las relaciones sociales (familia, amigos, conocidos).

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