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A JOSÉ PABLO LONDOÑO ESTRADA



A JOSÉ PABLO

Hoy nuevamente en la familia estamos muy tristes, fue una absoluta sorpresa la muerte de Pablo, lo conocí de cerca durante muchos años de trabajo, con el compartimos ese amor por el campo y la ganadería.

Tuvimos diferencias como todos los seres humanos, pero siempre prevaleció un absoluto respeto soportado en las buenas costumbres y en un afecto inmenso que conservamos a lo largo del tiempo.

Siempre admiré en silencio su don de gentes y su notoria generosidad, en las fincas, estaba siempre atento a las necesidades de las personas, lo conmovían los niños y los dramas familiares.

Amigo de sus amigos, fue siempre el primero en llamar cuando alguien estaba enfermo, alguien moría o sencillamente celebraba  algo especial.

Sus amigos fueron sus hermanos, desde muy jóvenes su amistad, camaradería y solidaridad fue digna de la más absoluta admiración.

Recordare siempre su amena conversación, su risa contagiosa, su capacidad de convencimiento y su habilidad en los negocios.

Podría decir que murió en el lugar que más amo, esas tierras formaron parte de su esencia y fueron su vida.

A Anita, Sergio y Pedro un abrazo inmenso, rogando a Dios les de la fortaleza para aprender a vivir sin su compañía.

A sus hermanas y hermanos y demás familia,  un saludo cariñoso y unas sentidas condolencias.

A sus amigos la capacidad de entender que la vida es así y que debemos continuar.
Paz en la tumba de un buen hombre y un buen amigo.

Un abrazo

Octavio Isaza

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A JOSÉ PABLO
17 de Mayo de 2.019
Fuengirola- España, 16 de mayo de 2019

Que tan difícil es despedirse del cielo , de las bellas montañas de la tierra que te vio crecer, que tan difícil es mirar la noche oscura y saber que hay una nueva estrella que hoy ilumina mas , que el viento del amanecer no correrá por las mejillas del cóndor, de chorro negro, la mina, el recodo, la imponente nereidas y muchos más; lienzos que la naturaleza por su capricho celestial plasmo en ese hermoso paraje , donde las onduladas palmas de cera nacieron y crecieron en compañía de un amigo ,compañero, hijo ,esposo y padre, donde un hombre con unos principios que impregnaban con su sabiduría la majestuosidad de la pación ancestral, que nos transmitió con un inmenso orgullo.

Hoy amigo Don José Pablo Londoño Estrada, como lo conocí, quien con palabras diplomáticas expresaba la sabiduría, el amor por la raza NORMANDA, quien en sus tertulias contaba con emoción esas historias y vivencias que lo llevaron a ser el gran ser humano que hoy nos deja, siento un infinito agradecimiento por usted señor José Pablo Londoño Estrada; viniendo a mi memoria las anécdotas que mis padres contaban y que mi madre al limpiar un plato y una tasa que para muchos es algo insignificante , pero que para ella es un orgullo de que un día de su laboriosa vida le sirvió un tinto de esos que nos gustan en las mañanas frías de las tierras del recodo vigilada por el imponente nevado, a Don Bernardo Londoño su padre, con esa historia nace en nuestra familia el amor por la tierra de las nieves, la tierra de las verdes praderas , las imponentes montañas, el olor a leña , los pájaros que revolotean por la presencia de la majestuosa riqueza de la Familia Londoño Estrada.
El partir de un amigo es lo más difícil, ya nunca más se sentirán las risas, su fuerte vos, su carismática amistad, su sincera franqueza, el consejo sabio cuando estas equivocado; eso es el legado que deja en muchos de los amigos de la familia Normandista Don José Pablo Londoño Estrada.
Amigo, me despido de ti con mucha tranquilidad y paz porque sé que ahora estás gozando de la gracia del Señor como tú siempre lo dijiste ¡Nos volveremos a encontrar, te lo prometo! Me hubiera gustado poder tener más experiencias contigo.

Es un hasta luego AMIGO.

FERNEY MARTINEZ AMADOR


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A JOSÉ PABLO
DE: Ana María González

Pablo, mi amor, gracias...

Gracias por darme tu amor y tu alegría, tu generosidad y tu nobleza, tu persistencia y tus detalles. Gracias en especial por tu familia y tus amigos.

Mi amor, qué tristeza y qué dolor tu ausencia física. Gracias a ésta fe en Dios sé que no has muerto, sé que has nacido para la vida eterna, y que hoy nos acompañas desde el cielo.

Mi amor, otra vez te digo que te admiro.
Me enorgullece la capacidad que tuviste aquí para entregarlo, todo y a la vez: a La Quinta y al Plan, al ganado Normando, a la geotermia, al turismo, al agua termal, pero sobre todo, a tu mamá, a tus hermanos y sobrinos, a la unidad familiar, a cada uno de tus amigos del alma; en especial a Sergio, a Pedro y a mí.

Mi amor, qué hijo, qué hermano, qué trabajador, qué amigo, qué papá, qué esposo... Qué ser humano tan maravilloso.

Gracias Dios por prestármelo 32 años como compañero de vida. Gracias mi amor por nuestro amor. Ese que juntos cuidamos, pulimos, y que nos pulió.

Pero por encima de todo, gracias y mil veces gracias mi amor por Sergio y Pedro, ellos, la luz de tus ojos, tu orgullo, tu admiración...

Y con ellos, yo, aquí, ayer, hoy y siempre, admirándote y amándote, y tú, ahí, con nosotros, sólo que ahora, desde el cielo. Siempre.
Te amo. YO
Ana María González

Pablo, mi amor, gracias...

Gracias por darme tu amor y tu alegría, tu generosidad y tu nobleza, tu persistencia y tus detalles. Gracias en especial por tu familia y tus amigos.

Mi amor, qué tristeza y qué dolor tu ausencia física. Gracias a ésta fe en Dios sé que no has muerto, sé que has nacido para la vida eterna, y que hoy nos acompañas desde el cielo.

Mi amor, otra vez te digo que te admiro.
Me enorgullece la capacidad que tuviste aquí para entregarlo, todo y a la vez: a La Quinta y al Plan, al ganado Normando, a la geotermia, al turismo, al agua termal, pero sobre todo, a tu mamá, a tus hermanos y sobrinos, a la unidad familiar, a cada uno de tus amigos del alma; en especial a Sergio, a Pedro y a mí.

Mi amor, qué hijo, qué hermano, qué trabajador, qué amigo, qué papá, qué esposo... Qué ser humano tan maravilloso.

Gracias Dios por prestármelo 32 años como compañero de vida. Gracias mi amor por nuestro amor. Ese que juntos cuidamos, pulimos, y que nos pulió.

Pero por encima de todo, gracias y mil veces gracias mi amor por Sergio y Pedro, ellos, la luz de tus ojos, tu orgullo, tu admiración...

Y con ellos, yo, aquí, ayer, hoy y siempre, admirándote y amándote, y tú, ahí, con nosotros, sólo que ahora, desde el cielo. Siempre.
Te amo. YO


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Hugo Diaz
Hoy quiero dar un adiós a Don José Pablo Londoño.  uno de los más grandes ganaderos Normandistas de Colombia el cual nos deja muchas enseñanzas y amor por la raza normando con su hacienda termales la quinta y Buenos Aires ubicada en villa maria caldas bordeando los nevados del Ruiz y el Nevado de Santa Isabel . PAZ EN SU TUMBA 🙏🙏🙏🙏


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Ángela S. Duque
Con todo el amor para esa hermosa familia, un abrazo fraterno y mis mas sentidas condolencias... aun sin vivir en mi preciosa ciudad de Manizales .... JOSE PABLO fue un icono de la decencia y educación como amigo, persona y socio. Acompañándolos en su dolor desde tierras lejanas. Abrazos



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25 DE MAYO DE 2019
Despedida a José Pablo Londoño Estrada
José Pablo Londoño Estrada
No estaba preparado para hablar hoy. Es que nada en la vida puede prepararlo a uno para esto. Trato de buscar palabras que te hagan justicia, Padre, pero ninguna está a la altura de lo que fuiste. De lo que significaste. De lo que nos enseñaste. 
Es difícil de entender. A esta hora deberíamos estar desayunando en La Ricura. Tú habrías ya pedido ese café negro cargado y esa jarra de jugo frío. Esas dos empanadas, con la condición de que estuvieran bien tostadas, y un pandebono, que nunca faltaba, para llevar y compartir con el portero. Después del desayuno te habrías instalado en el solario de la casa, habrías esparcido con cuidado la comida de los pájaros en el jardín y te habrías zambullido en uno de esos crucigramas cuyas respuestas ya sabías de memoria. 
Pero en cambio estamos acá, despidiéndote para siempre. Esas cuatro esquinas de la casa se sienten desoladas. El solario amanece opaco hoy sin ti. ¿Cómo se llena ese vacío tan profundo? ¿Cómo se cura tanto dolor, tanta añoranza? ¿Cómo se hace para vivir en tu ausencia? 
Uno de mis amigos—uno de esos a los que tú tanto quisiste—me ha insistido un par de veces que las personas solo mueren de verdad cuando las hemos olvidado. Qué cierto es eso. Nos dejas entonces tus recuerdos. Tu legado. O, mejor, permaneces entre nosotros a través de esos recuerdos. De ese legado. 
Y qué legado, Padre. Qué legado de decencia, de honorabilidad, de lealtad, de familiaridad, de sabiduría, de cariño, de desprendimiento, de trabajo duro, de fraternidad, de profunda empatía, de pragmatismo, de modestia, de franqueza, de amabilidad, de humor, de nobleza. 
Entre el día que nos dejaste y hoy hemos recibido mensajes en tu honor como no te imaginas. Desde los cinco continentes me han escrito personas que interactuaron contigo por apenas un par de minutos o de horas. Y a pesar de las barreras del idioma—de las barreras culturales—todas coinciden en una cosa: todas han hecho énfasis en tu amabilidad y carisma. Un par de gestos, una sonrisa y una mirada bastaban para entender de qué estabas hecho. Para detectar tu nobleza. Para identificar y sobrecogerse con tu corazón ligero y amoroso. 
Ahora imagínate qué sentimos los que estamos hoy acá. Los que tuvimos la gran fortuna de tenerte en nuestras vidas por más de unos minutos o unas horas. Tus amigos, a los que quisiste con el alma. Esos hermanos que escogiste y que con amor fueron a recogerte entre las montañas. Tus hermanos y hermanas, reunidos todos, como habrías querido, en tu honor. Tus sobrinos y sobrinas, esos que fueron tus hijos antes que nosotros. Pedro, esa réplica de todo lo bueno que representas. El amor de tu vida, mi mamá, con quien compartiste más de la mitad de tus días y de tus noches. El amor de ustedes es ejemplo. Es inspiración. 
A las 9:00 de la noche del miércoles, con ese profundo cariño que te caracterizaba, nos escribiste a los tres por el chat. “Familia hola. Ya voy a apagar la luz. Los quiero mucho. Descansen”. Un par de horas después, la luz en tu cuerpo se apagó para siempre. Se apagó de la manera más digna. De la manera que solo alguien como tú se merece. Se apagó en la paz y la calma de la noche, entre las paredes de bahareque que construyeron tus antepasados, entre las montañas que tanto trabajaste, rodeado por los caminos de herradura que recorriste con la Tita, entre el murmullo arrullador de esa cascada que te vio nacer y crecer. Pero la luz de ese amor con el que te despedías cada noche—de ese amor con el que se despediste de nosotros en tu última noche—vive en nosotros y vivirá en nosotros para siempre, hasta que nos volvamos a encontrar.

Sergio Londoño González

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VIDEO DE JOSE PABLO EN LA QUINTA CON LA ASOCIACION NORMANDO

























24 may. 2019


Mi familia está interesada en dejar un saludo de condolencias a la familia de José Pablo Londoño Estrada
muchas gracias

Atte

Jorge Ivan Padilla

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