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LAS EMOCIONES SE REFLEJAN EN LA PIEL

La piel recubre todo mi cuerpo y delimita lo que está “en el interior” y lo que está “en el exterior”, es decir mi individualidad. Por su superficie, mi piel es el órgano más importante de mi cuerpo. Es una capa protectora que delimita con precisión mi espacio vital y que deja translucir fielmente e inconscientemente mi estado interior. Si soy una persona dulce, también lo será mi piel. Si es muy grande mi sensibilidad, también mi piel será muy sensible.

Al contrario, si soy más bien duro conmigo mismo o con los demás, mi piel será también muy dura y espesa. Si está irritada mi piel, hay algo o alguien en mi vida que me irrita. Una gran inseguridad hace que mi piel sea húmeda mientras que una piel que transpira mucho evacua las emociones que retengo y que necesito evacuar. La calidad de mis relaciones con el mundo exterior estará pues representada por el estado de mi piel.

La piel es como la corteza de un árbol. Nos revela que hay problemas exteriores o interiores. Aísla las células de mi cuerpo, mis componentes en cuanto a mi entorno exterior. Si mi piel tiene anomalías, hay muchas probabilidades de que sea una persona que da mucha importancia a la opinión de los demás y a lo que pueden decir a mi respecto. Estando poco seguro de mí mismo y teniendo miedo de estar rechazado o de hacerme herir, voy a crearme una enfermedad de piel que se volverá “una barrera natural” que permitirá guardar cierta distancia con mi entorno. La piel es un tejido blando que está relacionado con la energía mental y por lo tanto expresa mis inseguridades, mis incertidumbres de aquí la expresión “estar rojo de ira”.

Mi piel puede cambiar de color cuando estoy molesto o cuando puedo sentir vergüenza. Es pues la línea de demarcación física, mi máscara entre mi interior y mi exterior. Si mi piel es seca, es que carece de agua. El agua es el segundo elemento (después del aire) necesario a la vida. Mis relaciones con la vida son pues secas, áridas. Me bloqueo interiormente en mis relaciones con el entorno. Puedo tener la sensación de “secarme”. Debo buscar la alegría en mi comunicación con los demás.

La piel muerta que hace copos indica que me abandono a viejos esquemas mentales. Si tengo granos en la superficie de la piel, es que expreso exteriormente problemas de relaciones, comunicación con mi entorno, referente a puntos concretos. Si mi piel muestra signos de inflamación, entonces no debo estar menos irritado frente a ciertas situaciones de conflicto interior o exterior. Si mi piel es grasa, es que retengo, conservo demasiadas emociones para mí.

Puedo desear huir de una situación o persona como si tratasen de atraparme, como la pequeña bola cubierta de aceite que se quiere coger y que resbala entre los dedos. Debo dejar fluir la energía para que mis pensamientos negativos puedan desaparecer. Debo mirar con calma, fríamente las frustraciones que alimento para que mi piel sea más clara y menos espesa. Cuanto más me vuelvo transparente y verdadero con los demás, más transparente será mi piel. Una irritación me muestra que hay uno o varios pensamientos irritantes que suben en la superficie de mi piel y que he de mirarlas de frente para que dejen de atraer mi atención y molestarme. Cuanto más sea capaz de apreciar mis cualidades y ofrecerme pequeños dulces, más mi piel va a “transpirar” este bienestar por su dulzura y su claridad.

Cuanto más sea capaz de comunicar libremente mis emociones, más se relaja y resplandece mi piel.

Mi Rostro.
Mi rostro es la primera parte de mi ser que aborda o acoge el universo. Normalmente, un golpe de vista me da sensaciones sobre alguien según que su rostro es radiante, luminoso, sonriente o, al contrario, sombrío, irritado, triste.

El rostro se relaciona pues con mi imagen, mi identidad, mi ego. Si quiero esconder un aspecto de mi personalidad o si me escondo algo a mí mismo, mi rostro lleva esta máscara también al volverse tenso y con muecas. Del mismo modo, si me desvalorizo, si crítico, si me siento incompetente, si tengo la sensación que nadie me ama, mi malestar interior se expresa por el aspecto de la piel de mi rostro que se vuelve llena de granos o que se seca. Una irritación mental hace la piel imperfecta.

Para que se aclaren, se suavicen y se limpien por sí mismos los rasgos y la piel de mi rostro, es importante que limpie primero mi interior y que me quite sentimientos y pensamientos negativos que mantengo y que deje sitio a más amor, a más comprensión, más aceptación y más apertura. Mi rostro se iluminará más y ya no tendré necesidad de llevar máscara.

Acné.
En el rostro, el acné se relaciona con la individualidad (cabeza = individualidad) y tiene relación con la armonía que vivo interiormente y a lo que sucede exteriormente. El rostro es esta parte mía que da la cara a los demás en primer lugar, la que me permite estar aceptado o rechazado. El acné puede producirse cuando estoy emocionalmente y mentalmente en conflicto con mi propia realidad. Este conflicto está vinculado con la expresión de sí y mi propia naturaleza interior. Así, el acné es una expresión visible de irritación, resentimiento, rechazo, miedo, vergüenza o inseguridad frente a mí o a los demás y demuestra una no aceptación de mí mismo.

Me encuentro feo y a veces incluso asqueroso! Estas expresiones todas están unidas a la afirmación de mi identidad, al amor y a mi aceptación incondicional de mí mismo. El acné se manifiesta físicamente por lesiones cutáneas (de la piel) situadas en la epidermis. Sé que el fast-food (comida rápida) puede favorecer la aparición del acné y afectar el funcionamiento del hígado sede de la ira.

Como adolescente, el acné frecuentemente está relacionado con cambios interiores que vivo, en el momento en que debo elegir entre el miedo de abrirme a mí mismo y a los demás (resistencias, elecciones, decisiones) y así romper (de un modo frecuentemente inconsciente) todo contacto con los demás, o bien, encararme con cambios en mi vida, con los ajustes relacionados con mi mundo interior y mi visión del mundo exterior. Al ya no ser un niño y aún no adulto del todo, puedo sentirme en una posición incómoda con relación a mi propia imagen.

Puede incluso que tenga miedo inconsciente de perder prestigio delante de lo que pueda pensar de mí mi entorno. Así el acné se manifiesta por un miedo inconsciente de mi sexualidad, por una tentativa de exteriorización de lo que soy verdaderamente. Como adolescente, mi comportamiento es entrar en contacto con los demás, incluso si quiero ardientemente hacer lo contrario.

Me pongo más feo para filtrar a la gente que no deseo en mi campo magnético o en mi entorno; establezco fronteras y sólo dejo entrar a la gente con quien estoy verdaderamente bien; quiero estar en paz sin estar molestado por los demás que aparto inconscientemente; me repliego sobre mí mismo y quiero mantenerme así: no consigo amarme suficientemente; entonces los demás no pueden amarme y sé que algo me molesta y crea negatividad debajo de mi piel; me comparo a los demás y me encuentro todo tipo de defectos (demasiado gordo, demasiado alto, etc.) me siento limitado en mi espacio vital y me rechazo; me siento controlado y dirigido por mis padres de un modo excesivo; me identifico con uno de mis padres para complacer a los demás, en vez de guardar mi propia identidad.

Aceptando al nivel de corazón los cambios que se hacen en mí, me mantendré a la escucha de mis necesidades fundamentales (sexuales u otras) de una manera sana y natural. Descubriré un día la persona que corresponderá a mis esperanzas.

El acné puede situarse en diferentes partes del cuerpo. En la espalda, se refiere a mi pasado, mis costumbres, mis miedos anteriores y mis angustias. Es un modo de rechazarme. O bien puedo dirigir el rechazo hacía las personas por parte de quienes me parece recibir poco apoyo o sostén a mi respecto.

Cuando se sitúa en la parte alta de la espalda, representa la ira reprimida o irritación que intenta hallar un alivio. En el pecho, representa el porvenir y lo que está previsto para mí. El acné significa la búsqueda de mi espacio vital y del respeto de los demás frente a éste.

Debo tomar mi lugar con el corazón e incluso si es necesario, expresar a los demás cuál es mi espacio y el lugar que pueden tomar con relación a mi espacio vital. Me acepto y me amo tal como soy y dejo de querer complacer a los demás a toda costa.

Ampollas
La ampolla es una acumulación de agua que se forma entre dos partes de la piel, o sea la dermis y el epidermis, a causa de una fricción repetida en el mismo lugar. La acumulación de agua así formada actúa a título de protección natural del cuerpo. Pone pues en evidencia mi falta de protección, en particular en el nivel emocional, o mi falta de resistencia. La ampolla es el recuerdo de una debilidad emocional y el lugar en que se ubica da una indicación del nivel de la debilidad. Una ampolla a los pies está relacionada con mi noción de seguridad, el suelo en el cual ando, la dirección que tomo.

Si está detrás del tacón, está vinculada a mi madre, a mis propias cualidades maternas. Una ampolla en las manos me lleva a ver la irritación y la frustración en lo que hago o en el modo en que llevo mi vida. Así, mirando en donde está situada la ampolla, puedo preguntarme lo que me irrita en mi vida, lo que me causa una fricción y provoca en mí pena (agua) incluso inconsciente. La ampolla está aquí para aportarme más “luz” sobre lo que vivo.

Granos.
Una erupción de granos es la aparición de pequeñas zonas rojas acompañadas de excrecencias en la superficie de la piel. Mi piel es la primera parte de mí que entra en contacto con el universo. El color rojo está conectado con mis emociones y la comezón es el signo de mi contrariedad. Estoy irritado por retrasos y frustrado por una situación o por alguien. Este brote o erupción también puede estar vinculado con la vergüenza y la culpabilidad que siento.

En general, hay un estado de estrés intenso frente a mis emociones y esto es lo que hace aparecer los granos. Igual como la tierra manifiesta erupciones volcánicas porque se acumula una tensión demasiado fuerte debajo de la superficie de la costra terrestre, la piel manifiesta erupciones causadas por tensiones interiores que quieren liberarse. Si me hallo en una situación análoga en el futuro, mi cuerpo se acordará y brotará una nueva erupción.

Interiormente, me siento contrariado, puedo sentirme amenazado, incluso puedo rechazarme como persona. Mi inseguridad me lleva a “retirarme” con la esperanza quizás de que nadie se me acerque. Inconscientemente, incluso puedo usar este medio para atraer la atención. La zona del cuerpo afectada me indica a qué nivel se sitúa mi contrariedad. Tomo consciencia de la causa y acepto expresar lo que siento. Esto me libera y mi piel otra vez se aclara.

Los granos frecuentemente están relacionados con el acné. El acné suele estar localizado en ciertas partes del cuerpo (rostro, espalda, etc.), y los granos pueden hallarse en el conjunto del cuerpo. Son pequeñas bolsas encarnadas que pueden contener pus, según la infección en causa. Tengo granos porque expreso impaciencia, quiero anticiparme a las cosas y rápido.

Si se manifiesta el pus, estoy enfadado, hiervo en mi interior. Me siento contrariado y preocupado. Quizás vivo una pequeña tristeza interior y, en el caso de granos en el conjunto del cuerpo, un desanimo generalizado. Los granos en el rostro se vinculan a la individualidad. Es el mismo significado que el acné del rostro. Me rechazo, filtro las personas que pasan mis “barreras”, quiero la paz sin que se me acerquen. Tomo el tiempo antes de decir o hacer algo, recordándome que estoy plenamente guiado!

Dermatitis.
La dermatitis es la inflamación de mi piel. Es la parte de mi ser que toma contacto en primero con el universo y por consiguiente, refleja varios de mis miedos y de mis inseguridades interiores. Una inflamación es una irritación reprimida que intenta expresarse. Este enfado puede ser hacía mí mismo como hacía los demás. La dermatitis es un modo de reaccionar si alguien “se resbala” debajo de mi piel, me trastorna, me molesta o si una situación me causa frustración.

Pone en evidencia una necesidad de contacto físico (habitualmente por el tacto) que pide estar colmada o la necesidad de evitar un contacto que me está impuesto y que rechazo. Teniendo la dificultad o no atreviéndome a decir a la otra persona que pare, mi piel “hierve” de ira, o al contrario, puedo tener dificultad en manifestar mi necesidad de contacto humano, caricias, etc. Lo importante es respetar mis necesidades, participarlas a las personas interesadas y la dermatitis podrá desaparecer naturalmente.

Manchas en la Piel.
Estas manchas en la piel también llamadas “antojos” son malformaciones muy frecuentes de los pequeños vasos sanguíneos, también llamados capilares, localizadas en la parte superficial de la piel. Si, al nacer, tenía una mancha en la piel, puedo empezar a examinar en cuál parte de mi cuerpo está la mancha. Esto corresponde normalmente a una emoción fuerte, generalmente ira o pena, vivida por mi madre cuando me llevaba y que me afectó también. Ya que la cirugía o el tratamiento láser permite hacer desaparecer todo o parte de estas manchas, voy a tomar consciencia de la relación que esto tiene conmigo para integrarlo y llevarme a ser más yo mismo.

Puntos Negros.
Los puntos negros o comedones son pequeñas protuberancias en la superficie de la piel, negras en su cumbre y causadas por una hipersecreción de sebo. Son la expresión exterior de mi sentimiento interior de estar sucio, “no limpio” y “no valer gran cosa”, e indica que me desprecio. Aprendo a amarme tal como soy y a estar orgulloso de mí y entonces, la tez de mi rostro (en donde suelen hallarse los comedones) se volverá brillante.

Urticaria.
La urticaria se caracteriza por la aparición de placas rojas en diferentes partes del cuerpo. Éstas, ligeramente bombeadas, provocan comezones vivos. La urticaria procede, según el caso, de una intoxicación alimentaria, vinculada con la toma de ciertos medicamentos u otras sustancias, pero este estado puede agravarse con el estrés y las tensiones. Si padezco urticaria, muy probablemente soy una persona que vivo mucho rechazo. No me gusta el ser que soy y mi temor de estar herido es tan fuerte que, para ser amado, hago las cosas en función de lo que la gente espera de mí.

Mi miedo de estar rechazado se concretiza ya que me rechazo a mí mismo. Mi piel estropeada por estas placas rojas me hace sentir feo e indeseable. Soy como una bestia marcada con hierro incandescente; soy dependiente de mi propietario. Ya que vivo en función de los demás, me impido hacer cosas para mí; no me atrevo a realizar nuevos proyectos, lo cual aumenta mi sentimiento de impotencia. Elijo ser el dueño de mi vida, me vuelvo la persona más importante para mí. Adelanto y me hago confianza.

En conclusión, podemos decir que la piel es un órgano muy visible, entonces mientras más te moleste el problema, mas obvio se hará, esto es indicativo de que tu forma de pensar y tus creencias con respecto a ti te molestan, y que es urgente que lo veas. Para rehacer la imagen que tienes de ti mismo, dedica un tiempo a tomar nota de todas tus cualidades, de todo lo bueno que hay en ti y después de que hayas hecho la lista, agrega una más cada día.

Es importante que te concedas el derecho a ser un ser humano, con debilidades, límites y miedos, sin creer que por ello ya no vales. Tu valor proviene de tu corazón, de la persona especial que eres en lo más profundo de ti mismo, y no de lo que ocurre en el mundo físico.

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