Soy
un reflejo del amor de Dios, un rayo de su luz y un instrumento de su
infinito amor.
Soy
un regalo para este planeta y siempre puedo recuperar la fe pérdida y
volver a soñar.
Por eso pongo de nuevo mi confianza en Dios y elijo ver luces donde otros solo
ven tinieblas.
Tengo fuerzas ocultas como el sobreviviente de un
terremoto o el náufrago que no se rinde.
Todo
saldrá bien si el amor me mueve, Dios es mi apoyo y busco aliados en lugar de
aislarme.
Tengo el coraje de los antiguos descubridores y supero
toda clase de peripecias con arrojo y tenacidad.
No
quiero ser un perdedor y los fracasos no son para mí más que valiosas
experiencias de crecimiento.
Decido
perseverar, vuelvo a creer, vuelvo a insistir. No me hundo con las
crisis, me inspiro en ellas.
Nací
para vencer.
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