Planear el futuro es bueno pero no lo es
pre-ocuparse, o sea, ocuparse
con angustia antes de tiempo.
Con ese viaje estéril al porvenir sólo logras dos cosas: aumentar la ansiedad por el futuro y malgastar el presente.
En lugar de sufrir por lo que acaso nunca llegará, ama en el ahora y confía plenamente en Dios.
En palabras de un sabio Maestro: Tu futuro nunca es incierto
cuando llenas de amor el presente.
Cree sin un atisbo de duda que, pase lo que pase, serás capaz de manejarlo con Dios en tu alma.
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