Nuestra vida está llena de conflictos,
algunos menores, del día a día, que no nos preocupan ni nos roban demasiado
tiempo, ver un programa en la tv u otro, elegir qué comer… estos los arreglamos
fácilmente, no gastamos ni tiempo ni esfuerzo en negociar ni en enfadarnos,
pueden llegar a incomodarnos pero no nos causan serios problemas….
Pero existen otro tipo de conflictos
que sí nos pueden llegar a causar serios problemas, en el trabajo, por ejemplo,
o en nuestra vida de pareja o incluso con nuestra familia. En realidad ¿qué es un conflicto?
Según la RAE un conflicto
es “combate, lucha, pelea”, “problema, cuestión, materia de discusión” “apuro,
situación desgraciada de difícil salida”…
Así
que podríamos definir los
conflictos de mil y un formas pero lo que marca la diferencia es la
manera de resolverlos.
Podemos resolver los conflictos de 3
formas
Pierde-Pierde. Donde ambas partes
pierden. Esta forma de resolver los conflictos acaba produciendo sensaciones de
insatisfacción, impotencia, soledad, frustración. Las personas involucradas se van distanciando por la falta
de escucha y se suele juzgar al otro de entrada sin conocer su punto de
vista. Pueden aparecer
posturas extremas, lenguaje ofensivo e incluso violencia.
Pierde-Gana. Donde uno gana y otro
pierde. Aquí una de las partes aparece como ganadora, no suelen escuchar
razones y utilizan la fuerza para conseguir imponer su opinión. Quieren ganar
siempre a costa de cualquier cosa, sin escuchar los argumentos y razones de la
otra parte. En cambio, la parte perdedora acaba frustrada por la imposición,
puede aparecer angustia e incluso pueden tender a evitar los conflictos,
prefieren perder de entrada por temor a enfrentamientos.
Gana-Gana. Donde ambas partes ganan. Ambas partes quedan satisfechas
y, aunque puede no ser un proceso fácil, intervienen factores como la
comprensión del otro, la escucha activa de las necesidades, la empatía y la
negociación pacífica parar llegar a la resolución. Normalmente todos ceden y
todos ganan algo. En estas situaciones las personas aprenden que los conflictos
no tienen que ser algo negativo sino que pueden ser vistos y utilizados como
una oportunidad de mejora de las relaciones.
Vamos a ver un ejemplo:
Necesitas
pedir un día libre en el trabajo porque tienes una boda pero te enteras de que
ese mismo día tu compañera celebra su cumpleaños con unas amigas. Se lo
comentas y le dices que necesitas el día libre pero te dice que también quiere
pedirlo ella.
Pierde-Pierde: Te enfadas, le dices
que necesitas el día pero ella no accede. Comenzáis a discutir y acabáis
peleadas. Entonces hablas con tu jefe y le pides que te dé libre pero él no
accede, y además te dice que tampoco va a dárselo a tu compañera. Tú te quedas
sin ir a la boda y tu compañera se queda sin poder celebrar su cumpleaños.
Ninguna de las dos quedáis contentas, al contrario, a partir de aquí vuestra
relación ya no es la misma.
Pierde-Gana: Decides ir a hablar
con el jefe y consigues el día libre, pero entonces tu compañera no puede
celebrar su cumpleaños. Tú consigues lo que querías pero ella se enfada contigo
por haber pedido el día a sus espaldas.
Gana-Gana: Te dice que no pero al salir del
trabajo decides volver a hablar con ella. Te dice que es importante para ella
celebrar su cumpleaños. Tú le explicas que para ti es importante ir a esa boda
y como tú no puedes cambiar la fecha le pides que por favor celebre un día más
tarde su cumpleaños, ella accede. Ambas quedáis satisfechas y contentas por
haber sido capaces de llegar a un acuerdo.
Detrás de los conflictos suelen estar
nuestras necesidades. En este ejemplo ambas tenéis la necesidad de ir a vuestra
celebración.
En
la situación pierde-pierde ambas quedáis insatisfechas, frustradas, enfadadas y
probablemente a partir de ese momento la relación ya no vuelva a ser la misma y
conlleve más problemas en el futuro.
En
la situación pierde-gana una de las partes sí queda satisfecha pero la otra no.
Esto parece en el momento una buena solución pero a la larga puede no serlo. Es
posible que la próxima vez que tu compañera necesite algo no se moleste en
pedírtelo y acuda al jefe, lo cual puede perjudicarte, además de que el clima
de trabajo se enrarezca.
En el último caso, en la situación
gana-gana ambas quedáis satisfechas. Habéis sido capaces de negociar, de ir más
allá del conflicto, de conocer la necesidad de la otra persona y ser capaz de
ceder para resolverlo de manera que ambas partes quedan satisfechas.
En la resolución de conflictos la
comunicación es clave, expresar nuestras necesidades, conocer las de la otra
parte es vital para poder resolverlos de forma que ambos ganen. Y aunque en
ocasiones pueda parecerlo las necesidades de una parte y la otra no tienen por
qué ser incompatibles. Hablar desde el respeto, entender y ser capaz de ponerse
en la piel de la otra persona, empatizar y conocer lo que está sintiendo.
Hablar
desde el yo, desde mis necesidades, sin reproches hacia el otro. Se puede
preguntar pero no acusar, haciendo a la vez peticiones de mejora y desde la
calma.
Abrir nuestra mente, ser imaginativos,
buscar diferentes maneras de resolver los conflictos nos ayudará a entenderlos no como algo negativo,
sino como algo que nos
ayude a crecer y evolucionar.
Por ello la próxima vez que te
enfrentes a un conflicto aprovecha la oportunidad, no lo dejes pasar!
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