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LA DÉCADA PARA DEVORARSE EL MUNDO ES A LOS 20 AÑOS


Comienzan su vida laboral, con la exigencia de tener un buen trabajo y ser muy buenas profesionales.

“Mi mayor preocupación ahora es mi empresa. ¿Hijos? Por ahora no, quiero hacer otra carrera; después de eso sí”. Natalia Ceballos, 25 años, diseñadora.

“Quiero crecer mucho profesionalmente y ojalá entrar a la docencia. Me interesa mantener unos principios claros de respeto por la vida, por los derechos de los demás, por el cuidado del medioambiente y de mí misma. Me casaría por darles gusto a mis padres, pero no me interesa el matrimonio, sí vivir con alguien, y no tener hijos”. María José Martínez, 29 años, psicóloga.

Esta es la década para devorarse el mundo: sienten su juventud, tienen energías, creen que pueden y son capaces con todo.

Comienzan su vida laboral, con la exigencia de tener un buen trabajo, ganar un buen sueldo y ser muy buenas profesionales. “Muchas viven inmediatamente el acoso laboral”.

Hay otras que no quieren seguir el modelo de la ejecutiva, sino salvar el planeta y vivir sencillamente. “Quieren romper el esquema de ser exitosas y ganar mucho dinero”.

Tienen una pareja, disfrutan de la compañía y del sexo, pero sin compromiso, porque cada uno tiene su proyecto individual. El matrimonio y los hijos no se contemplan todavía, comienzan a pensar más en el tema hacia el final de la década, unas por un interés genuino, otras “por culpa de la preguntadera de la gente. Y no faltan las que llegan con la tranquilidad de que si a los 30 no se han casado, igual van a tener un hijo”, dice la sicóloga.


La independencia económica es vital para ellas, por eso quieren un buen salario y seguir estudiando para avanzar profesionalmente.

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