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LOS SECRETOS DEL BUEN DORMIR


Dormir bien es una tarea cada vez más complicada. El estrés, el ritmo de vida, el trabajo y otros factores hacen que descansar como corresponde se convierta en una pesadilla.

Independientemente de la edad y la actividad son cada vez más personas las que llegan a consulta médica para exponer sus problemas a la hora de dormir. Un tema al que hay que prestarle atención, pues estudios epidemiológicos demuestran que las personas con insomnio crónico tienen mayor probabilidad de desarrollar una variedad de problemas psiquiátricos.

Los desórdenes del sueño, señalan las investigaciones, hacen sentir a las personas con mayor grado de estrés y eso tiene consecuencias en el trabajo (son menos productivas), la familia (son más irascibles) y hasta en la vida social (no tienen energía para compartir tiempo con sus amigos).

Algunas verdades sobre el sueño.
Dormir es una función esencial, tan importante como comer, respirar o beber agua. De ahí que después de una noche de insomnio la persona se sienta extenuada física y anímicamente.
"Un adulto duerme en promedio ocho horas. Esto quiere decir que pasa un 30% de la vida durmiendo. En otras palabras, un individuo de 90 años ha pasado 30 años durmiendo”.

Hay dos tipos de dormidores. Los “dormidores cortos” que logran recuperar su energía con 5 o 6 horas de sueño; y los “dormidores largos” que requieren de 9 o 10 horas de sueño para recuperarse por completo. Se consideras que ambas circunstancias son normales.

Durante el sueño se presentan dos etapas: una denominada sueño lento o sin movimientos oculares rápidos y otra que se denomina sueño paradójico o con movimientos oculares rápidos, denominado REM (por las siglas en ingles). En la etapa de sueño lento hay una importante recuperación física: disminuye la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, el consumo de oxígeno, se conserva el tono muscular y hay muy poca actividad mental.

El ciclo de sueño se hace siempre por el sueño lento, que a su vez, tiene varias etapas denominadas I, II, III y IV, con una duración de 70 a 90 minutos. Luego se entra en el sueño paradójico, que dura entre 20 y 25 minutos. A lo largo de la noche se producen varios ciclos similares al descrito, y en los períodos de sueño paradójico es cuando aparecen los sueños. Una persona entonces entra en esta etapa de cuatro a cinco veces cada noche.
Durante esta etapa el tono de nuestros músculos estriados, aquellos que nos permiten realizar movimientos voluntarios como caminar, mover las manos o hablar disminuye de manera muy importante, hay movimientos oculares en diferentes sentidos, aumenta la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, el consumo de oxígeno y se sueña. Aun así, el diafragma, algunos músculos involucrados con los movimientos respiratorios, aquellos que mueven los ojos, el músculo cardíaco y la musculatura lisa que asegura el movimiento del sistema digestivo, continúan activos.

En el mundo estudios de prevalencia muestran que alrededor de un tercio de los adultos sufre de algún tipo de trastorno del sueño en el transcurso de su vida.

La OMS considera el insomnio como un problema de salud pública.

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