Padre celestial me siento sereno cuando acepto que todo lo que vivo es valioso en mi
existencia, incluso lo negativo.
Las experiencias traumáticas y las crisis son sólo exigentes aprendizajes
para evolucionar espiritualmente.
Lo que llamo un problema es una situación que me pide cambios internos y
prescindir de lo que me frena.
Cada dificultad es una
oportunidad para romper ataduras, soltar lastre y escribir un nuevo libreto.
Una cuota de dolor es
necesaria en la vida para madurar y valorar lo que es importante.
La tristeza nos permite
apreciar la alegría y las distancias le dan un nuevo brillo a las presencias.
Hay dolores que no puedo
evitar
pero la mayoría los evado si actúo con un amor sapiente.
Gracias, Dios de amor, por estar siempre conmigo como estabas
con Jesús en su calvario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios