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¿COMO ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y ESPIRITUAL?


En la Edad Media era muy popular este dicho: ‘cálmate y nunca dejes que el Sol se ponga sobre tu ira’. Refrenar la rabia es una estupenda decisión, porque esta es una chispa que enciende incendios voraces.

Cuando te alejas de la ira te acercas a Dios y a los demás; controlarse es un gran logro espiritual. Examina tu vida, identifica qué te altera y toma medidas para no engancharte y estar sereno.

Aprende a relajarte y visualizarte calmado ante algo que te molesta. Otro gran paso a la luz es no juzgar, y Jesús habló varias veces sobre este vicio que genera tantos males.

“No juzgues y no serás juzgado”, dijo el Maestro, que siempre practicó una amorosa compasión con todos. Toma la decisión de no airarte y de no juzgar; es un negocio más valioso que otro que te seduzca en lo material.

Inteligencia emocional es acabar con el acelere, dejar la prisa y tomar la vida con más calma. Vale la pena hacerlo porque está en juego la misma vida, según un estudio hecho en Nueva Escocia. Allí, el profesor John McCann dirigió una investigación sobre el estilo de vida de 1.600 líderes y dirigentes. Comprobó que subir rápido a la cumbre del poder lleva a un descenso igual de rápido a la tumba. En otras palabras, quienes ‘se mataron’ por triunfar a toda costa, lograron lo que querían: infartarse. Por eso eres sabio si aminoras la velocidad, te quieres y descansas. Eso supone ponerle límites a la ambición y valorar el poder del amor, no el amor al poder.

Hazlo aunque te digan: ¡estás loco! No, locos son los que mueren antes de tiempo por tener o figurar.

Cuentas con tres ayudas poderosas para mejorar tu actitud y tu vida:

1. Relajación con visualización: saca tiempo para relajarte y en ese estado de paz crea imágenes positivas. Pon a rodar una película interna en la que te ves como deseas estar: amoroso, animoso y exitoso. La visualización da estupendos resultados a los deportistas que se ven ganando antes de competir.

2. Oración: no te contentes con el rezo rutinario y ora con la alabanza y la gratitud. Que tu oración sea un acto de amor. Ora con la palabra, en la mente, con el silencio, con música relajante, en comunión con la naturaleza.

3. Afirmación: repite mentalmente breves pensamientos luminosos que te cambian y te inspiran: Valgo mucho, tengo muchos dones, puedo, me amo, soy un triunfador, me siento mejor.

Un humorista dijo: “¡qué maravilloso es el cerebro! ¡Qué bueno que todas las personas tuvieran uno!”.

Sí, muchos actúan como si pensar fuera algo inoficioso o una ocupación inútil. Actuar en automático o de un modo irreflexivo es bien común y es la fuente de innumerables problemas. Por eso, los sabios insisten: saca tiempo cada día para caer en la cuenta de cómo vives y actúas, para tomar conciencia de quién eres, lo que haces y las consecuencias de tus actos.


Cultiva la inteligencia emocional y espiritual, el autoconocimiento y el autocontrol para dejar lo que te degrada. “Quien piensa poco, se equivoca mucho”, dijo Da Vinci. ¡Qué bueno que todos tuvieran cerebro!

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