Google Ads

LA ESENCIA DE LAS RELACIONES



En estos tiempos de fuerte materialismo, el hombre se encuentra cada vez más distante de sí y de todo lo que le rodea. Rehabilitarlo para que se relaciones consigo mismo y con el mundo exterior son las únicas maneras de ponerlo en contacto con Dios. Este fue el objetivo del pensador Martín Buber, uno de lo más brillantes y desconocidos pensadores modernos, expresado en un libro considerado como su obra maestra "Yo y Tú".

Para que sepamos de quién vamos a tratar sepamos que a los 17 años él formulaba esta cuestión: "Yo intentaba imaginar los límites del espacio, o la inexistencia de un límite, un tiempo que comienza y termina sin principio ni fin. Uno es tan imposible como el otro; uno deja tan pocas esperanzas como el otro: pero hablamos de que no había opción sino escoger uno u otro de tales absurdos. Bajo fuerte tensión vacilaba entre ambos y creía que iba a enloquecer y este peligro me amenazaba tanto que pensaba seriamente escapar de esta confusión por medio del suicidio".

Ante este problema que le angustiaba encontró en Kant el camino para una posible respuesta y escribió: "Podía decirme a mí mismo que el ser está substraído tanto del infinito como del finito espacial y temporal, pues no hace más que aparecer en el espacio-tiempo. Comenzaba a percibir que existe lo eterno, diferente del infinito y que, no obstante, puede haber comunicación entre yo, el hombre, y lo eterno". En una época como la nuestra, donde el sentimiento de Dios es objeto de las más controvertidas especulaciones, la afirmación de relación entre el hombre y el Creador es revolucionaria. Estoy hablando de Martin Buber.

¿Quién fue? Nacido en Viena en 1.878, el pequeño Martin después del divorcio de sus padres, fue a residir con su abuelo, con el cual aprendió hebreo y los textos bíblicos. En la adolescencia fue influenciado por Kant y Nietzscher. En 1.896, ingresó en la Universidad estudiando filosofía e historia del Arte, entregándose a una intensa vida cultural. A principios de 1.900 estudió psiquiatría y sociología y, en 1.904 se doctoró en filosofía en Berlin. Más tarde fue editor del diario Der Jude, y profesor de religión y ética en Frankfurt, cargo suprimido por los nazis en 1.933. Viajó a Jerusalen, donde impatió clases de sociología. Fue en esa época que Buber, ya sexagenario, tuvo su fase intelectualmente más productiva. Murió en Jerusalen en Junio de 1.965, dejando un inmenso vacío en el pensamiento contemporáneo.

La vida y obra de Buber fueron una sola cosa. No fue un teórico: como lider estudiantil, disidente del movimiento sionista, vivió la tareas sociales con el mismo espíritu que refleja sus obras. Poseía una fuerte presencia. Para él la vida era más importante que los conceptos. La filosofía explica la vida a partir de la vida y no a partir de abstracciones. Su compromiso era con el movimiento vivo de los seres. "No se conocerá la playa contemplando las espumas. Se debe correr riesgos y, si es necesario, arrojarse al agua y nadar". No fue un creador de sistemas: tenía fe en el hombre y sabía que su vocación era hacerlo consciente de sí. Era partero como Sócrates. "No tengo enseñanzas que transmitir". "Tomo a quien me oye de la mano y lo llevo hasta la ventana. La abro y señalo hacia fuera. No tengo enseñanzas alguno, sino diálogo". Al contrario de la mayoría de los pensadores, no se rotuló ni fue rotulable: místico, individualidad o existencialismo son expresiones vacías ante su obra, misteriosa y encantadora, en la cual estudia la existencia humana solamente a nivel de profundidad. "El dios cuyo oráculo está en Delfos, no habla ni esconde, solamente indica" . (Heráclito). Por eso su obra es casi desconocida: no es esquemática ni da respuestas, además de ser expresada en lenguaje filosófico, poco accesible a la gente común.

A pesar de ser Buber un desconocido para muchos, sus escritos influenciaron profundamente las ciencias humanísticas y la filosofía: tuvo reflexiones sobre la psiquiatría, psicología, educación, sociología, antropología filosófica, teología y religión. No voy a abordar todas tus reflexiones, sino la llave para comprender su pensamiento, una obra filosófica que fundamenta sus análisis en diversos campos del conocimiento: Yo y Tú. Publicada en 1.923, era considerada por Buber como la más importante de sus obras; en Marzo de 1.977, la revista americana Time la destacó como uno de los libros más importantes del siglo XX.

¿Por qué escribo de Buber y de su libro "Yo y Tú"? ¿Solamente porque reflexionó sobre la existencia humana y lo desconocemos? Eso no bastaría. Estamos conociendo a Buber porque tocó cuestiones vitales, de carácter universal, con las cuales nos enfrentamos todos los días y, la mayoría de las veces, huímos de ellas con respuestas fáciles y preparadas por sistemas o doctrinas, producidas a nivel de conocimiento científico o por la fe.

Importa saber como hemos de aproximarnos a Buber. Todo lo que un hombre vive es relativo, así como todo lo que de él resulta. Por tanto, no hay que perder tiempo en discusiones estériles. Cada concepto construído en la vida, que se cumple de determinada manera, es una pregunta o una respuesta bajo la forma de un interrogante más incisivo; del conocimiento no debemos tomar más que esto. Así es como se presenta Buber. Conviene que recordemos que estamos en el camino, que no somos seres definitivos, como advierte Nietzsche: "El hombre es una cuerda atada entre el animal y lo que está más allá de él; una cuerda sobre el abismo. Peligrosa travesía, peligroso el camino, peligroso mirar hacia atrás, peligroso temer y detenerse. La grandeza del hombre es que es un puente y no un fin: lo que puede ser amado en el hombre es que es un pasar y un sucumbir".

Somos, por tanto, el eje de lo que aún nos es desconocido. El libro "Tú y Yo" trata del conflicto humano básico: el sentimiento de estar vivos sin vida, de las vivencias sin vivir. Verificamos esta dualidad en la actualidad, en el gran número de personas recurriendo a procesos terapéuticos, a sistemas filosóficos, a ideologías y prácticas políticas, a doctrinas sectarias, religiosas, etc. El pensamiento nos separa del presente, del ahora, donde la vida transcurre, constituyendo el tiempo que nos lleva hacia delante o hacia atrás, quitándonos el sentimiento de vida inmediata. Ver el futuro con la imaginación o recuperar el tiempo pasado por la memoria, es perder el contacto con lo que está siendo en el momento en que se está; esta sensación básica de vacío nos lleva o buscar la vida o escapar de ella lo que, en último análisis, es la misma cosa.

Nuestro siglo ha de revelar el coraje que las personas han de tener para ir hasta el fondo de sí mismas. Los que lo consigan, después de haber vivido lo que inconscientemente buscaban, renacen; los que sucumben, soportan la gravedad de las consecuencias del riesgo de haberlo intentado (este sucumbir es relativo, puesto que las oportunidades se renuevan). El "conócete a ti mismo" de Sócrates, nos da la medida exacta de Buber; la vida está ahí como ella es, no ganamos nada esforzándonos porque estamos confusos, en el silencio, relajados, sin violencias, comenzaremos a entender lo que es nuestra confusión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Por favor, escriba aquí sus comentarios

Gracias por su visita.

EnPazyArmonia