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PODER DE LA MENTE (BRAINPOWER)


El poder de la mente ha sido siempre un activo importante, pero nunca lo había sido tanto para las empresas. Cada día dependen más de este: patentes, procesos, habilidades, información sobre clientes, experiencia, etc. Sumándolo todo, este conocimiento es “Capital Intelectual”.

El conocimiento colectivo es difícil de identificar, y aún más difícil de aprovechar. Pero quien lo logra, gana.
 
El capital intelectual es más visible en disciplinas relacionadas a la ciencia (ejemplo: software) y en servicios profesionales. Para algunas empresas, es lo único que venden (creadores de bases de datos, agencias de publicidad, consultores).

Para la mayoría, es territorio sin explorar, que pocos ejecutivos saben cómo navegar. Entienden lo que es una patente, saben el valor de un sistema de información, y hasta intuyen que el adiestramiento y la experiencia tienen algo que ver en su base de activos. Pero no saben qué hacer con intangibles como el talento o el diseño, que pueden hacer la diferencia entre un ganador y un perdedor.

Para obtener más de sus activos intelectuales, es necesario:

1) Encontrarlos: El capital intelectual es otra cosa. Usted sabe cuanto gasta en nómina – pero seguro no tiene idea cuánto le costaría reemplazar a todo su personal. Se asombraría al saber cuánto capital intelectual hay en su empresa.

2) Adecuarlos a su plan estratégico: en la mayoría de las empresas, el capital intelectual no entra en el plan, o entra con una importancia mínima..

3) Empaquetarlos: generalmente, el conocimiento reside en el genio de las computadoras, el gerente de cuentas, en el depósito de documentos e incluso en el empleado retirado. El reto es capturar, capitalizar y apalancar el poder de la mente.
Una forma de hacerlo es automatizar. El enfoque tradicional de los sistemas de información estaba relacionado con activos tangibles – como inventario, o nómina. A medida que la tecnología se vuelve poderosa, eso está cambiando. Pero la automatización no lo es todo.
Aprovechar el Capital intelectual no es fácil. No se trata de contratar gente brillante, y esperar que las cosas pasen. Los resultados se obtendrán cuando la cultura de la organización permita que fluya libremente, sin importar las jerarquías ni las reglas que generalmente limitan su diseminación.

4) Medirlo: la medición presenta un conjunto de nuevos problemas. El capital intelectual no aparece en los estados financieros (se desvanece en la cuenta de gastos) y es difícil cuantificar el retorno sobre la inversión.

5) Utilizarlo para aumentar el retorno sobre los activos físicos: una empresa intensiva en capital, puede lograr mejores retornos si utiliza el capital intelectual para mejorar sus procesos.
En el caso de empresas intensivas en conocimiento, el costo inicial tiende a ser muy elevado, y luego el costo marginal muy reducido.

6) Compartirlo: es el mayor reto para los gerentes. El conocimiento, como el dinero debajo de la cama, no tiene valor a menos que se mueva. Las empresas deben crear una red de valor, que la conecte con clientes, proveedores, empleados, etc.

¿Qué es el capital intelectual? Es algo efímero, pero que para los gerentes, debe tener un propósito material. Hay algo en la cultura – no sólo el conocimiento, sino también cómo este se aplica – que le da a las organizaciones habilidades más allá del talento de su gente. Cuando las habilidades pertenecen a la empresa como un todo, se obtienen ventajas competitivas que otros no pueden igualar. La organización se convierte en más que la suma de sus partes.

Todavía hay mucho por aprender. El cuerpo de conocimiento sobre el capital intelectual está a medio camino. Quedan dudas por contestar como ¿qué proyectos de gerencia del conocimiento generan dinero en forma segura? ¿cómo se puede medir el conocimiento en forma confiable? ¿qué tecnologías son más costo-efectivas?. La lista es larga.

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